viernes, 10 de enero de 2014

¿En qué consiste la divulgación científica y por qué es tan importante?

Carl Sagan, el divulgador científico por excelencia en acción.

Es frecuente a día de hoy que cualquiera se extrañe cuando alguien le dice que se dedica en su tiempo libre a ser divulgador científico; una mueca de extrañeza está casi garantizada. La divulgación científica es una de las ocupaciones más bonitas y satisfactorias que existen, a la par que desconocida por muchos. Podríamos decir que son ese tipo de personas silenciosas que, con todo el esmero posible, intentan trasmitir los conocimientos científicos a la población para, en cierta medida, cambiar el mundo.


¿Por qué es importante divulgar la ciencia?

Neil deGrasse Tyson, el divulgador científico más famoso en la actualidad.

Llegado a este punto, uno podría preguntarse lo siguiente: ¿por qué es importante divulgar la ciencia? Porque, aparte de que vivimos inmersos en ella, el conocimiento científico proporciona cultura y valores esenciales para la realización personal propia, lo que indudablemente nos conduciría a vivir en una sociedad mejor. Seguramente, si los políticos de turno tuvieran mayor cultura científica, muchas de sus políticas cambiarían drásticamente ya que, desde luego, serían menos contradictorias.

Todavía existe esa arraigada percepción de que la ciencia es para los científicos y no para los abogados, periodistas o políticos entre otros. Yo os aseguro que ese concepto no puede ser más erróneo. De hecho, la mayor parte de la población entiende por cultura saber de historia y geografía en gran medida, unos campos del saber que yo no dudo de que sean importantes; sin embargo, por cultura también se tiene que englobar a la ciencia.

Una persona con unos conocimientos mínimos sobre ciencia es menos proclive a caer en engaños, fanatismos absurdos y burdas supersticiones, además de estar preparada para luchar contra las numerosas injusticias sociales como el hambre, la pobreza y los gobiernos políticos corruptos. Asimismo, la correcta divulgación científica permite alentar a nuevos jóvenes para dedicarse posteriormente a la investigación con el objetivo de realizar nuevos descubrimientos que permitan el progreso de la sociedad.

La ignorancia científica, la lacra de nuestra sociedad

La ouija, un juguete bastante temido debido a la ignorancia científica.

Es asombroso todo lo que ha descubierto la ciencia en tan poco tiempo, pero lo más inquietante todavía es el desconocimiento existente sobre esas novedades. Hay un par de motivos que tal vez expliquen esa ignorancia científica.

El primer motivo podría ser que la ciencia es complicada de entender, que requiere abstraerse en muchas ocasiones. Es cierto, muchas conclusiones científicas son difíciles de captar si no se razonan lo suficiente. No obstante, actualmente esa excusa ya no tiene cabida, pues ha habido un auge espectacular de la divulgación científica que ha permitido comunicar la ciencia a un nivel minimalista para que el mensaje pueda ser fácilmente entendido.

El segundo motivo es que existe una idea preconcebida de que la ciencia es aburrida. Si los pocos que comunican la ciencia no tienen ni la más remota idea de lo que están informando, como podemos ver fácilmente en los telediarios o en muchos periódicos cuando tratan temas científicos, se hace un flaco favor para los oyentes o lectores retroalimentando aún más ese sentir general de que la ciencia es únicamente para pusilánimes.

El siguiente vídeo que enlazo es un claro ejemplo de la importancia que supone comunicar correctamente la ciencia. Este vídeo muestra una remota imagen de un punto de luz pálido que es nuestro hogar llamado Tierra. Para cualquier otra persona, seguramente ese punto no tendría importancia alguna; "son solo unos píxeles", pensaría con mucha probabilidad. Sin embargo, Carl Sagan, un extraordinario paradigma de divulgador científico, supo perfectamente transmitir el mensaje que hay más allá de unos cuantos e insignificantes píxeles:



Si todavía existiera alguna duda del motivo por el cual la sabiduría científica es crucial, pongamos el siguiente ejemplo: imagínense lo que hubiera ocurrido si Galileo no publica sus impactantes observaciones, que la Tierra no es el centro del universo. La humildad personal que supone aceptar ese hecho, que no tenemos ninguna posición privilegiada en el universo, supuso una revolución sin precedentes que salpicó a todos los ámbitos sociales. Uno está predispuesto a cometer menos barbaries si no presupone que tiene cierto privilegio sobre todo lo que le rodea.

Otros descubrimientos impactantes fueron la datación de la edad de la Tierra y la teoría de la evolución de Darwin. Ambos vinieron casi simultáneamente para explicar por qué estamos aquí. Antiguamente se creía que la Tierra solo tenía unos miles de años; era impensable creer que la historia del ser humano era ínfima en comparación con todas las épocas pasadas. Por ello, el descubrimiento de los primeros restos fósiles de dinosaurios no encajaba con nuestra arcaica percepción del tiempo.

Imagínense, por tanto, lo cruel que hubiera sido que todos estos hallazgos, que permiten una exquisita y profunda reflexión sobre la vida, no hubieran sido transmitidos a la población. Los enriquecedores valores inherentes a cada uno de estos descubrimientos permiten un nuevo y revolucionario enfoque de la vida.

En definitiva, unos conocimientos básicos sobre ciencia permiten adquirir unos rasgos analíticos básicos que han supuesto el inconmensurable desarrollo de nuestra sociedad. La historia, sin duda, es un fiel testigo de ello. Cuando el pensamiento crítico, y con ella la ciencia, se veían fuertemente estimuladas por la nación que fuera, el progreso de la misma estaba garantizado. Además, el pensamiento crítico que caracteriza a la ciencia permite ser consecuentes con nuestros ideales y actuar, por consiguiente, sin contradicciones. La sociedad resultante de ese escepticismo no tendría límite alguno para alcanzar cualquier propósito que se planteara.

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