Se ha hecho pública una fotografía de la misión Chang'e 5 que me ha dejado estupefacto. La foto, que es la imagen que abre esta entrada, muestra la Tierra y la Luna juntas en un retrato increíble.
A lo largo del día he compartido esta fotografía con la gente que me rodea y no me deja de sorprender que muchos hayan mostrado cierta indiferencia. ¿Acaso nos hemos hecho insensibles ante esta magnificencia? ¿Vemos normal que un robot haya captado una imagen tan impactante de nuestro hogar?
Somos muy afortunados porque vivimos en una época en la que podemos contemplar nuestro planeta en todo su esplendor. Las imágenes que se realizan desde la Estación Espacial Internacional son un ejemplo de ello, y las últimas fotografías que nos están llegando desde la Luna son hermosas, de una belleza imponente.
Si contemplas durante un rato ese punto azul y reflexionas sobre lo que realmente estás viendo, es escalofriante cada una de las lecciones y conclusiones a las que inevitablemente llegas. Para empezar, todas nuestras vidas, todo lo que conocemos y todo lo que nos rodea se encuentra en ese puñado de píxeles donde apenas podemos distinguir un continente, solo su color azul moteado por parches blancos.
Observa cuán pequeño es nuestro hogar, una visión que contrasta sobremanera con lo grande que nos parece desde nuestra humilde perspectiva. Su fragilidad también se deja fácilmente entrever, un recordatorio más de que tenemos que cuidarlo, pues por ahora es nuestro único y solitario hogar.
Es una ocasión extraordinaria para recordar que hace unos meses pudimos maravillarnos con la danza de la Luna alrededor de la Tierra, mientras nuestro mundo hace lo mismo alrededor de nuestra estrella madre, un momento que ha sido captado por primera vez por la sonda Juno tras su paso por la Tierra. Las imágenes hablan por sí solas.
Si queréis ver algunas fotografías más de la misión Chang'e 5, podéis encontrarlas en el blog milesdemillones.
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